Libros relacionados con IFAM


Cómo tratar el Maltrato infantil ,Recursos que nos pueden ayudar.



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 Este libro nos ofrece una visión alternativa a las teorías predominantes sobre el trauma infantil; a través de ejemplos famosos —María Callas, Georges Brassens— y de su propia experiencia clínica, el autor expone la existencia de un mecanismo de autoprotección, la resiliencia, que se pone en marcha desde la infancia mediante el tejido de lazos afectivos y la expresión de emociones, y que amortigua el choque de la experiencia traumática. Un libro optimista que demuestra que ningún mal es irreversible, que un niño herido no está condenado a convertirse en un adulto fracasado y que alguien que ha sido maltratado en la infancia no tiene por qué convertirse en un futuro maltratador. Datos del libro


·         Nº de páginas: 272 págs.

·         Encuadernación: Tapa blanda

·         Editorial: DEBOLSILLO

·         Lengua: CASTELLANO

·         ISBN: 9788490321997


  Cintya Castillo Pastor





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Datos del libro
  • Nº de páginas: 256 págs.
  • Encuadernación: Tapa blanda
  • Editorial: GEDISA
  • Lengua: CASTELLANO
  • ISBN: 9788474329872



Durante la adolescencia, los nuevos desafíos del primer amor, del deseo de ser reconocido y aceptado por los demás o del distanciamiento de la familia pueden convertirse en vivencias amargas que abren antiguas heridas de traumas infantiles. Por eso, Boris Cyrulnik cuenta a través de historias reales cómo en la adolescencia las personas pueden superar episodios dramáticos y retornar de callejones sin salida gracias a la resiliencia, una capacidad que los maestros, tutores y amigos pueden y deben apoyar en esta fase especialmente vulnerable de la vida, y que es un prodigioso antídoto de las heridas que dejan los traumas.
Cintya Castillo Pastor.








LOS BUENOS TRATOS A LA INFANCIA






Editorial



Editorial Gedisa



 Isbn: 9788497840911
Temas:


















http://image.casadellibro.com/a/l/t0/47/9788497844147.jpgLos buenos tratos a niñas y niños asegura el buen desarrollo y el bienestar infantil y es la base del equilibrio mental de los futuros adultos y, por tanto, de toda la sociedad. El punto de partida de los buenos tratos a los niños es la capacidad de madres y padres para responder correctamente a las necesidades infantiles de cuidado, protección, educación, respeto, empatía y apego. La competencia parental en estos aspectos vitales permite que niñas y niños puedan crecer como personas capaces de autoestima y de tratar bien a los demás. En este sentido, los buenos tratos pueden romper el círculo vicioso de la violencia que se perpetúa entre generaciones y crear una cultura general del buen trato en la sociedad. Esta obra ofrece una descripción precisa de los daños que pueden causar la falta de competencia y a menudo de conciencia de madres y padres, demasiado ocupados con sus problemas profesionales o sentimentales para hacerse cargo de sus hijos o haciendo pagar a éstos dolorosamente sus propias carencias e insatisfacciones. Esta clase de malos tratos, a menudo inadvertidos, pueden causar traumas infantiles, trastornos de apego y otros síntomas del comportamiento que manifiestan el sufrimiento invisible de los niños. Esta guía innovadora para informar y concienciar a madres, padres y educadores sobre la importancia de una crianza responsable y respetuosa muestra también el poder de los buenos tratos para ayudar a los niños a recuperarse de violencias psíquicas y físicas sufridas en la propia familia, en instituciones o en su entorno social más amplio. La paciencia, comprensión y el buen trato por parte de personas en el ámbito escolar, de la justicia o la atención social puede reparar muchos daños y devolver a los niños su capacidad de resiliencia y confianza en el mundo.

Cintya Castillo Pastor 




VIOLENCIA CONTRA NIÑOS (4ª ED.) (EN PAPEL)

(Perdón por no verse mejor la imagen de la portada del libro)
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¿Cómo puede ser que un padre maltrate a un hijo suyo hasta matarlo? Por lo general se considera que la familia es la unidad básica de la socialización en el afecto. Lo habitual es creer que en la familia no conviven el amor y el odio. Por eso resulta tan difícil de aceptar que un padre abuse de su hijo. Por eso resulta tan fácil y es tan frecuente tildar de loco al padre maltratador.Por desgracia, son muchos los casos en que los padres maltratadores evidencian trastornos psiquiátricos. Principalmente son padres cuerdos los que abusan de sus hijos. Esto es algo que nos repugna y nos resulta incomprensible a la mayoría de la gente. Al igual que nos inquieta y nos mueve a incredulidad la aserción ? probablemente verdadera? de que la familia es la institución con mayores dosis de violencia tras la guerra. El libro Violencia contra niños trata de dar una respuesta al interrogante planteado. Intenta explicar lo que nos parece inexplicable. Para ello trata ante todo de identificar los rasgos definitorios o factores de riesgo de la persona que maltrata a sus hijos. Al hacerlo así persigue no sólo mostrar los conocimientos más recientes acerca de la biología, la sociología y la psicología del maltrador, sino también y fundamentalmente orientar la práctica clínica y promover el interés por las medidas preventivas que en él, asimismo, se describen.


JOSE SANMARTIN , ARIEL, 2008

 


ISBN 
9788434474857



El drama del niño dotado

Miller, Alice


Portada de El drama del niño dotado
La psicóloga Suiza Alice Miller ha escrito en 1979 el libro "El drama del niño dotado".
Al comienzo del libro, Alice Miller nos da la clave de los traumas en la infancia y su repercusión en la vida adulta:

«La experiencia nos enseña que, en la lucha contra las enfermedades psíquicas, sólo disponemos, a la larga, de una sola arma: encontrar emocionalmente la verdad de la historia única y singular de nuestra infancia». 

La autora analiza las causas que pueden conducir a lo que se conoce como pérdida de identidad.
Muchas personas, en su infancia, reprimen sus necesidades afectivas y sentimientos más intensos, como la ira, la angustia, el miedo, el dolor…, para conseguir así el afecto y la aceptación de sus padres.

Esta actitud, según la cual la persona se comporta como cree que se espera de ella, supone a la larga un aniquilamiento de la propia personalidad: ya no es ella misma, sino que adopta el papel que los demás quieren que represente. 

Esta actitud se presenta generalmente en personas con una altísima carga emocional, que ante la falta de afecto, comprensión, aceptación o el reconocimiento por parte de los padres, desarrollan un mecanismo de defensa que se basa en la negación de la necesidad de estas faltas.

La persona se torna extremadamente complaciente. Comienza a coincidir con el modelo de hijo que sus padres esperan que él sea, y es a éste modelo a quien sus padres aceptan y estiman, no al verdadero, por lo que las necesidades de aceptación y cariño nunca serán satisfechas verdaderamente.

Estos niños se convierten en pequeños adultos, capaces de tomar responsabilidades que no les corresponden. Así, las actitudes consideradas como defectuosas son inmediatamente eliminadas, no sienten celos, envidia, rabia, miedo, desarrollan todo un arte para escindir sentimientos. Estos niños no manifiestan berrinches ni pataletas, no exigen ser consentidos ni mimados, se vuelen receptivos pero no demandantes, así que sus padres no notarán ni llenarán sus necesidades.

Esto provoca que comience a buscar sus necesidades en otra parte, por lo cuál debe ganarse la aceptación de nuevas personas. Para esto debe necesariamente conocer qué se espera de él. Es aquí donde entra en juego la habilidad que desarrollan estas personas ya que se especializan en inmiscuirse en la mente de su interlocutor, para saber que se espera de él y qué rol desempeñar.

Los problemas comienzan cuando termina sumido en un mundo donde necesita fingir constantemente ser alguien que él no es, con el fin de obtener ilusoriamente la aceptación y cariño de quienes le rodean.

Esto lo irrita, generando actitudes o acciones de protesta a modo de llamados de atención, si esta alerta no es bien entendida generará represalias de parte de sus congéneres, debido a que los padres verán esta situación como un desvío del carácter de su hijo, el cual debe ser castigado y corregido (“no entiendo que le pasa, mi hijo no es así”) por otro lado sus iguales, desconcertados de su cambio de carácter reaccionan con burlas (“mira lo que dice, que tonto es”).

Esta situación acrecentará la sensación de no ser aceptado y aumentará la tendencia a fingir. Está inmerso en un mundo hostil donde entiende que se le castiga por ser auténtico, ya que no se le quiere como es (“no estoy a la altura, no soy digno de cariño”), así que debe ser distinto de cómo es.

Su elevada carga emocional produce una hipersensibilidad que no juega a su favor. Si es constantemente objeto de agresiones y se ve limitado para expresar libremente sus sentimientos y debe contenerlos, entonces sus emociones se tornan en su contra, se convierten en un constante flagelo, una carga que no vale la pena llevar, por lo que son erradicadas, se entierran en algún lugar del inconsciente, se bloquean. Suelen tener pesadillas en donde las emociones son representadas por alguna amenaza que los persigue.

Cada cierto tiempo, irá probando disimuladamente dejar salir ciertas “pistas” sobre su verdadera opinión o sensibilidad ante situaciones, por lo que un ambiente de aceptación le ayudaría a revelarse libremente y a salir de esta esclavitud, pero su hipersensibilidad lo torna muy “quisquilloso” y es fácilmente ofuscado por cualquier actitud de rechazo, recayendo en su actitud inicial, con el tiempo esto le puede desarrollar una compulsión a la repetición, donde cada vez que lo intente fracasará, alejando las ganas de volver a intentarlo y reforzando el problema, lo que se convierte en un círculo vicioso.

Es así como su mundo interno se cierra, se esconde, y cada vez le es más difícil reconocer quién esrealmente, y más fácil interpretar un rol o adoptar un carácter que no le pertenece, ya que sin un yo interno, se vuelve un perfecto espejo para sus interlocutores, lo que aumenta su habilidad para conocer lo que los otros quieren. 

Este constante fingir que desencadena gradualmente la pérdida de identidad, es decir, del verdadero yo, y la no aceptación repercutirán en una pérdida de la autoestima, ambos se sumarán a la carencia de satisfacción de las necesidades afectivas y podrían producir una fuerte depresión.

Si estos tormentos vividos durante las malas experiencias de su niñez no se han superado, la persona no abandonará la idea de que sus emociones son un flagelo.

Ante esto, se observa como mecanismo de defensa, el evadir cualquier situación que comprometa algún lazo sentimental, ante cualquier indicio de posible mala experiencia la persona evitará la situación, y si no le es posible, entonces simplemente bloquea sus sentimientos: “no les permitiré hacerme daño”.

De esta manera, van desarrollando un alto control de sus emociones y de su cuerpo. Por lo general no lloran, no se alteran, no sienten miedo, ni suelen extrañar, tienen una enorme capacidad de rendimiento, pueden trabajar durante días sin distraerse o durmiendo muy poco. Esto se vuelve su arma contra su baja autoestima y su mejor herramienta para obtener reconocimiento (“ellos no pueden lo que yo puedo”), así que no dudará en auto-exigirse, a pesar del daño físico y mental que esto le provoque.

Este bloqueo del mundo emocional genera un elevado nivel de estrés; y si se prolonga demasiado tiempo se podrían presentar síntomas psicosomáticos, como trastornos de sueño, salpullidos en la piel o calambres musculares. En el peor de los casos puede incluso desembocar en ataques de pánico.

Los vínculos se observan con una supuesta falta de apego, no importa cuanto se le quiera o él llegue a querer, siempre se sentirá distante, no aceptado. Lamentablemente tendrá razón, puesto que inconscientemente sabe que no es a él a quien aceptan, sino al “personaje” que caracteriza para ellos.

Suelen ser de naturaleza antisocial y no buscan compañía, pero cuando alguien se les acerca reaccionan inmediatamente como un espejo, siendo el mejor amigo que se pueda tener, debido a sus aptitudes y disponibilidad. O puede ser el peor enemigo que se pueda imaginar, debido a sus represiones que los pueden volver muy cruel y testarudo. No obstante olvidará rápidamente estos lazos si se le deja de lado, ya sea el rencor de un enemigo distante o amigo poco constante; ya que los sentimientos arraigados en él están relacionados con lazos familiares mucho más antiguos.

Su habilidad para entrar en la mente de otros lo lleva a conocer y entender de tal manera a quienes lo rodean que desarrolla un aprecio incondicional por ellos, le es casi imposible enojarse con alguno de ellos o culparlos de sus defectos y errores, incluso si es ofendido o traicionado, ya que entiende sus acciones y las circunstancias que determinaron su actuar:  “sabía que reaccionaría así”.

Notará rápidamente si le mienten, pero disimulará ser engañado si sabe que su contraparte necesita esconder la verdad. Es extremadamente comprensivo y finalmente genera un “amor fraternal”, este lo incita a ayudar a sus cercanos, principalmente a superar sus problemas internos.

Será el confidente perfecto a la hora de una crisis, siempre dispuesto a escuchar y aconsejar. Su habilidad psicoanalítica le será muy útil aquí, y hasta es probable que finja necesitar ayuda y la pida a un amigo que sabe que se siente menoscabado, solo para reafirmar en éste su autoconfianza. La práctica le ha proporcionado una gran capacidad para comprender el mundo interior.

Como contraparte a su gran calidad humanitaria, suele ser también un hábil manipulador, aunque rara vez busca obtener ventaja de ello. Cuando se revela, suele presentar más de un arranque de ira, generalmente dirigido a las personas que lo han rechazado o agredido anteriormente. Estos ataques son cortos, pero certeros, ya que saben perfectamente donde herir. Tras el daño provocado se presenta una grave sensación de culpa, un arrepentimiento que lo hará dudar a la hora de manifestar nuevamente su agresividad, acentuando la represión y distanciando estos ciclos de revelación.

Este individuo suele necesitar mucho tiempo para estar solo, ya que busca encontrarse a sí mismo, y constantemente se tiende a sentir agobiado con la compañía de otros, ya que obstruyen esta búsqueda.

Difícilmente dirá lo que piensa ni demostrará lo que siente, suele evadir el contacto visual directo, para lo cuál ha desarrollado varias artimañas, como no sentarse frente a su interlocutor, mostrarse distraído o estar pensativo durante la sesión. Pasa gran parte de su tiempo evadiendo la realidad directa que le rodea, ya sea leyendo, viendo televisión o sumido en su trabajo.

¿Cómo liberarse?

Una vez que el problema es identificado y aceptado, comienza el proceso de afrontar sus malas experiencias vividas, debe de una vez por todas hacer el duelo por su niño herido.

Y como piensa que no es capaz de tolerar más amargura, es necesario hacerlo tomar conciencia que ya no es un niño, y que tendrá la fortaleza para afrontar esas situaciones. Paradójicamente, estos niños heridos suelen desarrollar una gran fortaleza interna, debido a los años de represión, insatisfacciones y depresión, pero no están conscientes o convencidos de esto.

El proceso no es nada fácil, la depresión se cambia por un estado de melancolía o pena. Se vuelven a presentar las emociones, más intensas que nunca, debido al tiempo que llevan reprimidas en el interior. No es raro que tienda a desertar y a querer volver a la comodidad su estado anterior.

Una vez superada esta etapa, se encuentra ante una situación de fragmentación interna:

-por un lado la dimensión mental muy desarrollada, con una elevada madurez a nivel laboral o intelectual.

-por otro lado la dimensión emocional que no se ha desarrollado debido a su negación, por lo que los sentimientos se presentan bruscos, indefinidos y desordenados, en una forma tan básica y primitiva como en su niñez.

La persona oscilará entre un estado y otro, se sentirá incómodo y desconcertado (“no sé lo que debería sentir”), podrá resolver problemas de alta complejidad y asumir responsabilidades mayores a las que le corresponden, pero se agobiará con situaciones normales de la vida cotidiana. Se sentirá vulnerable y a la deriva hasta encontrar el equilibrio.

En el camino irá descubriendo lo que le agrada y lo que no, alguna habilidad propia, poco a poco  comenzará a vincularse más profundamente con otras personas o recuperará los vínculos perdidos. Finalmente quedará liberado para comenzar la búsqueda de su propia identidad, de su verdadero yo.

Este libro revela ese tipo de personalidad que se negó a sí misma en la infancia, simplemente porque era lo suficientemente inteligente para saber lo que los otros esperaban de sí misma y estaba dispuesta a satisfacer a su entorno a cambio de un poco de amor. 

Alice Miller nos lleva al origen de muchos trastornos de la personalidad que comenzaron en ese niño/a que nadie enseñó a escucharse a sí mismo/a y de esta forma no supo nunca quien realmente era.

CIENCIAS SOCIALES (NF).Psiquiatría, psicoanálisis, psicología
Febrero 1998
Ensayo E 36
ISBN: 978-84-8310-566-5
País edición: España
184 pág.


Mª Ángeles Ruiz Chacón



2 comentarios:

  1. Hola chicas! Me ha llamado mucho atención el libro de " El murmullo de los fantasmas" tratando posibles problemas de traumas infantiles. Me lo apunto!
    Buen trabajo,un beso. Irene

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  2. buenas chicas!! un blog muy avanzado y lleno de cosas muy interesantes, los cuentos tienen buen pinta, me los apunto! bss

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